lunes, 24 de julio de 2017

Aprendizajes del Corazón


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No! 

Así me respondió un paciente moribundo, cuando entendió mis intenciones de ponerle una máscara de no reinhalación para ayudarle a respirar mejor. No. Tengo la nariz quebrada y eso me molesta. Dijo mi traductora que él había dicho. Entonces, yo le dije a ella, que por favor le dijera, que el oxígeno que estaba recibiendo no era suficiente. Que yo notaba que le era muy difícil respirar. Que tal vez, si lo intentaba por cinco minutos usando la máscara, su incomodidad podría disminuir. No, me dijo él. Firme y respetuoso, abriendo sus ojos verdes claros  como para respirar mejor. Solo voy a esperar que me trasladen de hospital y que luego me transplanten el Corazón. Ahí, voy a poder respirar mejor. 
A sus 44 años ,él sabe que eso no va a pasar. Yo se que eso no va pasar. Los médicos, la intérprete, la familia… todos lo sabemos. Pero aquí, entre tanta muerte, La Muerte todavía es un tabú. 
Nací en un país paternalista, donde a la persona con una enfermedad terminal se le esconde su diagnóstico para evitarle sufrimiento. Es decisión de la familia. Así, la familia sufre sola el deterioro y pérdida de su ser querido, mientras el paciente, tambien solitario sufre su enfermedad y se hace el desentendido para no lastimar su familia.  Son dos soledades y dos dolores que no se discuten, pero se consideran mutuamente protectores.  Como futura moribunda, me complace saber que las cosas estan evolucionando; he presenciado el cambio de actitud frente a la muerte. Cada vez, el candidato a difunto es más tomado en consideración. Estamos haciendo preguntas acerca de no reanimación, intubación y procedimientos a las persona que serán directamente afectadas por ellos.
Por otra parte, soy residente de un país donde los tabues no existen. La sexualidad, las adicciones, las fobias, las perversiones son abiertamente discutidas. La muerte, el aborto, la eutanasia estan al lado de las galletitas en la mesa del té. La familia se puede rasgar las vestiduras pero es la decisión del paciente la que se respeta. Es así como una mujer después de someterse a tratamientos de fertilidad queda embarazada de gemelos; situación bastante común después de este tipo de procedimientos, donde te ponen en la barriga más de un embrión a ver cual pelecha. Pero luego, esta misma mujer y el mismo equipo médico, basándose en su edad y el riesgo que ese embarazo signficaba para su salud, deciden que mejor uno… no dos. Y tin-marin-de-don-pingue, decidir cual feto es el no deseado castanear los dedos y ya esta. 
Miro al  jóven de los ojos verdes mientras se mueve como un pez recién sacado del agua, batiendo sus agallas y esperando por su nuevo Corazón, está solo en su lecho. Observo a su familia rumiar el dolor en el corredor, como lobos enjaulados, también solos. Y veo como los médicos miran el monitor desde su sala de descanso esperando por lo inevitable, incluso deseándolo a ver si así,  la incomodidad de La Muerte se retira de la sala de espera. 
Y yo desde mi esquina, saturando 98% sin oxígeno, con mi experiencia trasatlántica médica y antropológica, inútil como la máscara de no reinhalación aun en la bolsa que apreto a mi pecho.

(44 días fuera de casa. Aprendiendo a practicar lo que creí que sabía. Ha contemplar, a no intervenir, a no tener un rol, a no ser importante. Y del jóven de los ojos verdes, re-aprendí a decir No.  Hoy renuncié a mis clases de ruso)

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