lunes, 24 de julio de 2017

Grito de la Musa

 SOY


Las hebras de cabello que bailan por mi rostro,
la piel canela que se traga los reflejos de la luna
las voces de las sirenas ululando en la noche
las estrellas titilantes del mar, reflejadas en el cielo.
Todo para vos, poeta.


Soy las células vibrantes de esperanza por tiempos nuevos,
soy una marcha de estudiantes por utopías aun no descritas,
encarno los dolores de una ecuación descabellada entre
las batallas que se ganaron y las vidas perdidas.
Como siempre para vos, poeta.


Soy ciudadana del mundo y habitante de tus poemas.
Soy el mar, las hojas, el viento, las caderas, 
Soy lo que te inspira, lo te duele, lo que te place.
Soy la juventud que te sigue escribiendo desde su mecedora en la luna.
Para siempre, para vos, poeta.


Soy la protesta hecha música, para cantarte al oido.
Soy la amante hecha sábana para acariciarte las soledades
Represento las mujeres que te han llevado al hastío
Y a los exhilios creativos donde los artistas…
hacen arte.


Abril 25, 2017

expedición No-Facebook

Hace 38 días, un paseo con mi familia me posó frente a un lago hermoso, lleno de veleros, con niños jugando a la orilla. Era como “Paseo en bote en el Sena” de Renoir, pero con menos ropa.  “Esto es digno de publicar en facebook” pensé al ver tanta belleza. Ahora, era tomar la decisión de que medio usaría: Mi Nikita semiprofesional que me ha regalado tan buenas capturas o mi smartphone en el que podía “compartir” inmediatamente lo afortunada que era.  Ello, me llevó a pensar cual era ahora mi orden de prioridades. Como quien no quiere la cosa, descaradamente, la tecnología se me había metido en la vida, en la rutina, en el despertar. Sin darme cuenta había cambiado la sonrisa de mi amado y su cálido “buenos días” por chequear mis notificaciones. Cambié el tinto ventaniado jugando a adivinar el clima por mi cita con la applicación de Wheather Network. Cambié, sentarme a leer el periódico por “corroborar” la veracidad de las publicaciones de Facebook... Si se murió Vicente por enésima vez, o quien publicó  la masacre de Kenia del 2015 de los 500 estudiantes que la gente postea una y otra vez sin fijarse siquiera en la fecha. En fin, un montón de pequeñas indignaciones que me robaban mis rituales y mi magia.  Si contar, con toda mi verguenza, que ya había recibido un par de haladas de oreja de mis amores porque estaba respondiendo en “piloto automático”.


Tomé la decisión: Un mes sin facebook y veremos que pasa. Como si lo hubiera dicho en voz alta me desperté de un tablazo. Me tocó mirar el lago y no mi teléfono, mis hijos y no sus fotos, mi esposo y no sus mensajes de texto, mi vida y no mis recuerdos.  La primera semana fue la peor. Como siempre he sido volatil de voluntades, o ligera de faldas, o con voluntad de puta lo primero que hice fue desactivar la cuenta y eliminar las aplicaciones. Eso me salvó del fracaso. Cual adicta en detox ese hormigueo en la mano y un montón de justificaciones en la cabeza para “echar una ojeadita no más” Gracias a Dios, había compartido este projecto de abandono con mi amado quien me llenó de besos las manos vacías. Luego, ver momentos hermosos y dedicarme a contemplarlos... no a “compartirlos”. Como puedo compartir algo que no poseo? Cómo transmitirles la belleza de algo que solo estoy viendo a través de la pantalla? 

Y así se pasó la segunda, la tercera semana... Viviendo más conciente de lo que solía hacerlo, disfrutando más las maravillas de la corporeidad. Sin contar, que el plan de datos me duró para todo el mes cuando venía pagando extras! Hace tiempo reconocí en mi vida ciclos de 2 años donde hago cambios radicales en mi rumbo. En Junio 15 de 2016 cumplí 2 años en Canada y me senté en la puerta de mi casa a esperar el nuevo destino. No pasó nada. Después de frecuentes lagrimeadas por mi crisis de inmigrante, porque no veía norte, porque tocaba puertas que no se habrían; todo empezó a tomar su lugar. Las cosas llegan cuando uno esta abierto a recibirlas y milagros comenzaron a pasar. Conseguí un trabajo los lunes como asistente médica y como cuando uno se casa es que aparecen los novios, esa misma semana, la primera de agosto, dos invitaciones a entrevista para posiciones de tiempo completo.  Para acortar el cuento, llegaron los milagros que estaba esperando: Dejé de ser desempleada, mi amado-amante regresa a su profesión y veo cerca la posibilidad de que mi familia venga a abrazarme. 

Ahora, mi ultimatum: Regreso a facebook.   Extraño mi país con su colorido, mis amigos, sus ocurrencias y sobretodo su inteligencia. Quiero saber sobre sus nuevos cortes de pelo, sus adquisiciones, sus fotos casuales; enviarles mi amor en sus fechas especiales.  Aun  más importante, seguir apareciendo en la vida de mis elegidos para que no se olviden de mí y me saquen del llavero.  Espero eso sí, hacerlo a conciencia y con intermitencia, para que los gygabites no se me roben  la vida. 


Aprendizajes del Corazón


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No! 

Así me respondió un paciente moribundo, cuando entendió mis intenciones de ponerle una máscara de no reinhalación para ayudarle a respirar mejor. No. Tengo la nariz quebrada y eso me molesta. Dijo mi traductora que él había dicho. Entonces, yo le dije a ella, que por favor le dijera, que el oxígeno que estaba recibiendo no era suficiente. Que yo notaba que le era muy difícil respirar. Que tal vez, si lo intentaba por cinco minutos usando la máscara, su incomodidad podría disminuir. No, me dijo él. Firme y respetuoso, abriendo sus ojos verdes claros  como para respirar mejor. Solo voy a esperar que me trasladen de hospital y que luego me transplanten el Corazón. Ahí, voy a poder respirar mejor. 
A sus 44 años ,él sabe que eso no va a pasar. Yo se que eso no va pasar. Los médicos, la intérprete, la familia… todos lo sabemos. Pero aquí, entre tanta muerte, La Muerte todavía es un tabú. 
Nací en un país paternalista, donde a la persona con una enfermedad terminal se le esconde su diagnóstico para evitarle sufrimiento. Es decisión de la familia. Así, la familia sufre sola el deterioro y pérdida de su ser querido, mientras el paciente, tambien solitario sufre su enfermedad y se hace el desentendido para no lastimar su familia.  Son dos soledades y dos dolores que no se discuten, pero se consideran mutuamente protectores.  Como futura moribunda, me complace saber que las cosas estan evolucionando; he presenciado el cambio de actitud frente a la muerte. Cada vez, el candidato a difunto es más tomado en consideración. Estamos haciendo preguntas acerca de no reanimación, intubación y procedimientos a las persona que serán directamente afectadas por ellos.
Por otra parte, soy residente de un país donde los tabues no existen. La sexualidad, las adicciones, las fobias, las perversiones son abiertamente discutidas. La muerte, el aborto, la eutanasia estan al lado de las galletitas en la mesa del té. La familia se puede rasgar las vestiduras pero es la decisión del paciente la que se respeta. Es así como una mujer después de someterse a tratamientos de fertilidad queda embarazada de gemelos; situación bastante común después de este tipo de procedimientos, donde te ponen en la barriga más de un embrión a ver cual pelecha. Pero luego, esta misma mujer y el mismo equipo médico, basándose en su edad y el riesgo que ese embarazo signficaba para su salud, deciden que mejor uno… no dos. Y tin-marin-de-don-pingue, decidir cual feto es el no deseado castanear los dedos y ya esta. 
Miro al  jóven de los ojos verdes mientras se mueve como un pez recién sacado del agua, batiendo sus agallas y esperando por su nuevo Corazón, está solo en su lecho. Observo a su familia rumiar el dolor en el corredor, como lobos enjaulados, también solos. Y veo como los médicos miran el monitor desde su sala de descanso esperando por lo inevitable, incluso deseándolo a ver si así,  la incomodidad de La Muerte se retira de la sala de espera. 
Y yo desde mi esquina, saturando 98% sin oxígeno, con mi experiencia trasatlántica médica y antropológica, inútil como la máscara de no reinhalación aun en la bolsa que apreto a mi pecho.

(44 días fuera de casa. Aprendiendo a practicar lo que creí que sabía. Ha contemplar, a no intervenir, a no tener un rol, a no ser importante. Y del jóven de los ojos verdes, re-aprendí a decir No.  Hoy renuncié a mis clases de ruso)

domingo, 2 de julio de 2017

Subjetiva evaluación de Moscú en un día


Moscú, Junio 9, 2017
(viajar sola a Moscú y sobrevivir)

Esta visita me toma por sorpresa. Vida convulsionada por estos días entre la marejada de las emociones: las despedidas, las incertidumbres, las dudas acerca de mi salud mental y sobre la sabiduría de iniciar este proyecto. Por eso, Moscú, a diferencia de París me cogió mal parada. 

Despedirme por casi 180 días de mis vástagos y amante me distrajo de muchas maravillas. Los ojos hinchados de las lágrimas trasatlánticas me encegueció de ver el anochecer desde el avión que solo dura dos horas. Lloré por por 5999Km hasta quedarme dormida. Me desperté en otro continente sin marcha atrás. De vuelta a las carreras, corrí en el aeropuerto de París para alcanzar mi vuelo a Moscú. Después de un  café negro y la aceptación de lo ineludible, abrí los ojos. 

Desde el avión, Moscú es una colchita de retazos. Se diferencian bien las casitas rurales del inicio de la metrópoli. Estos rusos, no se van por la tangente. Son gente práctica, funcional… minimalista. No sonríen ni saludan y van directo al grano. Mi limitación con el idioma es abrumadora, me siento como una párvula con mil necesidades y sin ni siquiera el llanto para transmitirlas. 2 horas de congestión vehicular desde el aeropuerto, acompañada con un conductor que sabe lo mismo de inglés o español que yo se de ruso.  Nos emparejamos en el aeropuerto porque el llevaba el logo de “La Oficina” y yo tenía en mi maleta una camiseta que le hacía juego.  A parte de ese “match”, el pudo haber sido un sicópata o yo el ángel de la muerte y ninguno nos dimos por enterados. 

“La Oficina” tiene un gusto espléndido por sus locaciones. Siempre me pone en el corazón de los lugares que quiero visitar. Así pues, mi mansión temporaria, esta al frente del Kremlin y el Rio Moskva. Desde mi ventana, la maravillosa vista de la Catedral Ortodoxa de Cristo el Salvador (nota del autor, solo con fines de chicanear: Es la Iglesia Cristina Ortodoxa más alta del mundo). Otra particularidad de este edificio centenario es que cuando Stalin se vino para el Moscú, como era medio paranoico (por qué sería?) puso a todos sus empleados gubernamentales en el mismo edificio, en una isla pequeña al frente del Kremlin… Si señoras y señores, con sus fantasmas cohabito hoy.  Ciudadela de bloques, cerrada, con apartamentos espaciosos y oscuros. Techo a doble altura para que nos acomodemos los cuerpos gravitacionales y los espíritus volátiles. Piso de madera que traquea toda la noche avisando nuestros pasos para que no nos pisemos las mangueras. Y un desgraciado espejo frente a la puerta principal donde me reflejo yo, pero que me ha sacado el alma un par de veces al desconocerme y ver en cambio, otros reflejos. 

Como yo no soy moscovita, puedo andarme con rodeos. Después de una merecida siesta en posición horizontal, estaba lista para la calle. Dos celulares con GPS por si alguno le daba por hacerme una mala pasada. Itinerario construido con las uñas; porque, válgame mi suerte, mi único día en Moscú, el Kremlin no está abierto al público (tarea aprendida con las millas: Chequear el horario de mis atracciones turísticas y humanas). Pero si caminaba 45 minutos en dirección norte, podría matar dos pájaros de un tiro: Llegar a “La Oficina” y cargarme de historia en La Plaza Roja. 

Moscú es bella, intimidante, poco acogedora. Es como un museo gigante construido a punta de dolor, sangre y guerra. Sigue clamando su poderío con sus estatuas enormes y contestatarias, con sus miles y miles de muertos; porque aquí, el Fin Justifica los Medios. La sed por el trono de oro sigue latente. Es mi sensación que El Imperio sigue vivo. 

Los moscovitas son rubios, cachetones, de ojos claros. Altos, pero no tanto como me lo esperaba para haber hecho, deshecho y hacer retirar a Napoleón. Las chicas son bellas, sin un código de moda tan marcado como en París… Se les ve en jean, minifalda o vestido de coctel. Con cabellos bien peinados y maquillaje en su punto (no boquitas rojas, no no no). Cada quien camina a su ritmo y a su rumbo. No saludos callejeros, no sonrisas sorpresivas. 

Moscú, para resumir, es una pasarela fantasmagórica, donde excepto por el reflejo luminoso de los transeúntes en las vitrinas de boutique,  uno no sabe quien esta vivo y quien esta muerto.  Así como en mi apartamento, etéreos y corpóreos nos esquivamos. 

Nota 1: Opinión absolutamente personal y sesgada a un solo día de viaje. Acepto invitaciones para ampliar mi perspectiva. 

Nota 2: Para entender de lo que hablo por favor vea este video. 

https://youtu.be/HWPEWne8F6Q

Nota 3: este blog esta muy viajador. Tips para viaje, secretos, cultura y moda aprendidos también disponibles. Dígame que quiere saber y le cuento.