martes, 24 de enero de 2017

Acto

I
Mientras me lames 
con tu saliva de tinta,
con tu dedo de pistón
delineo el camino de tu lengua  hacia el profundo precipicio de lo inevitable. 
Mis pezones erectos como puntas de sable
te empujan a pasar la línea divisoria hacia parajes prohibidos de brillante oscuridad. 
Y te veo desde lejos, tras la muralla de mi senos, 
acercándote distraído a  tu condena, mientras dibujas el bosquejo de tu muerte entre mis piernas. 

II
Voy a explotar en tu boca como mil mundos desconocidos,
 derramaré todo mi trópico sobre tí,
sobre tus ojos de kiwi, tu boca de sandía, tu lengua de banana, tu pene de almíbar. 
Explotaré mis colores de oscura laguna, de atardecer ardiente, de caos de ciudad,
para continuar derramando por mis surcos
el magma de tu saliva salada desprendiéndose de mí. 

III
Respiro calmada. Exhalo el placer. 
Te veo como mi objeto de ternura, mi amante adolescente, siempre nuestra primera vez. 
Toda tu piel me acaricia, me vibra, me lacera, me apuñala,
 me hace emplastos viscosos de tu semilla sanadora.
Duerme mi amante, recupera tu aliento, dividamonos de nuevo. 
Trabajemos en la excusa para fundirnos después. 

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