jueves, 21 de septiembre de 2017

Maquiavelo y los propósitos académicos. (Cristina y La Vuelta al Mundo )

Marie me llamó. el señor de la esquina estaba muerto. No era tarea de Marie notarlo. Era tarea de la única enfermera que tiene todo el servicio. Ella debió notificar a los médicos tratantes, cuando los parametros del monitor cambiaron. Lástima que Ella, no estaba en la sala de los pacientes críticos: una habitacion de 4x4mt cuadrados, con cuatro camas en las esquinas. De esas camas tubulares que teníamos en la finca, con cabezal de arabescos decorativos  pero infortunados a la hora de intubar. Paredes blancas, con fuentes para conectar el oxígeno soplando todo el día por las fugas, con frascos quebrados, amarillentos de tiempo y de guerra. Con monitores de alarmas silenciadas para no infortunar a los huespedes con su sonido ni tampoco con el incansable y agudo « ti-ti-ti » de un signo vital alterado. Por eso, porque literalmente no se escuchan sino las moscas y uno que otro paciente en delirio, ella no se dio cuenta de que algo estaba pasando. Ah, y posiblemente porque ella estaba en otra habitación con seis pacientes, u otra con dos pacientes o la VIP con un paciente; porque ella es la unica enfermera para 5 habitaciones donde conviven entre 17 y 21 personas con el corazón enfermo. Ella es la única que con su hijab le pone la cara a  esa turno de 40ºC e infortunadas 24 horas.

La cuerda se rompe por el lado débil, dice mi madre. Así, que ya con nuestro culpable señalado podemos continuar nuestro ejercicio analítico. Tal vez, los médicos, como en muchas culturas son semidioses, intocables, inmarsecibles tambien tuvieron un poco de culpa. En su sala de descanso hay un pantalla plana de 14'', transmitiendo latido a latido la vida de los que yacen en las camas arabescas.  Sus compases, su respirar. Un monotono reality show. Pero, la mayoría de las veces esa pantalla muestra nada. Muestra nada, porque así fue decidido y programado. Posiblemente, para evitar que los colores, las ondas y las luces titilantes distraigan  al personal de su meta primaria, que a poco tiempo de irme, aun no sé cual es.

Cuando Marie atraveso la puerta apresurada, supe que algo no estaba bien. Hice el gesto imperioso de correr intentando vender « esto es urgente » y sacar a mis colegas del sopor. Llevaba 2 semanas practicando con ellos compresiones de pecho en una almohada, manejo de la vía aerea en un elegante bolso de mujer, el cual, dócilmente podia ser intubado. Quién sabe cuantos minutos llevaba en paro. Es horrible tomar esas decisiones. Los médicos me miraban con ojos gigantes, como de caricatura japonesa, preguntandose que hacer mientras mi alma se retorcía preguntándose « deberían reanimarlo por propósitos académicos » ? y si es tan demalas que vuelve a la vida despues de tantos minutos de mas alla con medio cerebro frito ? y si no es él, como aprenderan a reanimar a alguien con buenos chances ? que pensará él, que pensará la familia… entre pensamiento y pensamiento, con Pepe'grillo dandome látigo solo dije : « quien es el líder » ?
(paréntesis : médico es el que tiene con que pagar. Médico es el que quiere tener una calidad de vida aceptable. Médico es el que tiene dinero para comprar su puesto en la facultad, y contactos para mantenerlo. Así pues, médico no es el que quiere untarse, el que quiere hacer, el que no le importa trasnochar, el que se saborea una cerveza despues con su colega mientras literalmente llora por el turno que acaban de pasar, por la incertidumbre, por la impotencia o por la satisfacción – como con los que he tenido la fortuna de trabajar toda mi vida-) 
Asi, que el líder, fue el médico mas cercano al presidente y su círculo de arcángeles que empezó a hacer compresiones en el pecho. Ya que las cosas habían sucedido me deje llevar por la pasión y empezó el espectáculo. Me alegro que haya sucedido de esa manera. Fue una oportunidad invaluable de practicar esas habilidades que infortunadamente no hay otra forma de aprender. Reanimar, es como montar en bicicleta : pedalee, caigase, evaluese, mejorese e intente otra vez. Siempre siguiendo las ensenanzas de tu hermano mayor que ya ha caido muchas veces. Para la medicina, el hermano mayor son los miles de estudios de colegas quemandose las pestañas y mostrándonos lo que sirve y lo que no. Gracias señor de la esquina, porque incluso en su transición fue capaz de aportar al bienestar de otros. Eso es vivir y morir con sentido.


Hablaba con Marie acerca del suceso. Fue algo de lo que me percate con el rabillo del ojo. Mientras nosotros estabamos embebidos en nuestra reanimación académica ( sigo juzgandome cuando lo digo) alguien de la comunidad estaba a mi espalda con su gorrito azul, su bata de hospital y su Corán orando en susurros para acompanar el trance de nuestro recién muerto.  Tan perfecto, tan oportuno, tan sigiloso, tan respetuoso que aun me conmueve. La fotografía perfecta de la esperanza. No se que tipo de relación tengan esas personas que oran con los enfermos en esta comunidad. Si son líderes o son allegados al enfermo; lo que si sé, es que en este mundo paralelo que ahora habito, es esa solidaridad de manada unida lo que los mantiene vivos y luchando. En un mundo El señor del gorrito azul nunca sabrá, que no solo iluminó el camino del que se iba, sino que su luz alcanzó para encender a los que andamos de paso.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario