viernes, 9 de diciembre de 2016

Challenges of a happy female immigrant


Dear Helen and Claire, 

As an immigrant, I found some challenges that could be the same for every other immigrant and a frequent topic in movies. However, when you live that in your experience that becomes more than an empathy situation, it is more than "I can imagine what you are feeling."

The language barrier and the cultural differences change you completely! I could say that I am a different person in Spanish than in English. I used to be confident, smart, charming; a nice person to talk with. In English, I always feel like walking a tightrope: Doing my best effort to do not fall and keep smiling at the same time.  Then everything is a new game, find an employment that fills your expectations, to be productive, to be a good team player.  Furthermore, is my sense that as an immigrant you need to lower your aspirations, is that to be flexible? It has been a problem since I love to dream big. 

How to maintain strong if there are no safety places to be? (emotionally speaking a safety place for me is to be in bed with my mom, share a cup of wine with my friend, to have a good conversation with a coworker) . Every day is a battle day, there is no permission to lower your guard. I  feel lost and disoriented since my country has traditional support structures, deep family ties, and interdependent relationships.  Here in contrast individualism is often prized over family. 

Some days, when those little details are blurring my dream, I need to step back and reconsider the whole picture. This picture has people like you two, beautiful ladies.  You keep giving, even when I have nothing to give in return.  Dark days became clear with your  inspirational presence; you give me back the hope and the motivation to keep looking for a brilliant destiny. 

You might not know this, but you helped me find happiness in being the person that I really am: a stubborn person, always going forward looking to grow and improve for myself and my family. 
Thanks for reminding me the dreams that I didn’t have the courage to see myself.

My brain is fried. I do not want to study anymore! I leave you a small text about women healing women for any leisure minute that you have. 
I will keep you posted about the exam. 

Many thanks, 

Cristina



My grandmother used to say that when a woman felt sad, the best thing to do was to braid her hair; in this way, the pain would be trapped between the hair and could not reach the rest of the body. "It has to be careful that the sadness does not get into the eyes because it would make them rain. It is not good to let it enter our lips because it would force them to say things that were not true. When you feel sad, girl, tie your hair, catch the pain in the skein and let it escape when the north wind hits hard. "

May the melancholy not catches you unprepared, girl, even if your heart is broken or your bones cold because of absence. Do not let it get to you with your loose hair, because it will cascade through the channels that the moon has drawn between your body. Braid your sadness; She said, always braids your sadness.

And tomorrow you wake up with the song of the sparrow you will find it pale and faded between the loom of your hair. "
                                                                                                                                                                                            (Paola Klug)

jueves, 20 de octubre de 2016

Shimmi catártico








Muchas cosas han pasado en esta casi media vida transcurrida (aún me quedan 48 años de  saludable aventura). Se me ha aflojado todo: las carnes, los prejuicios,  las piernas, la malicia, las tuercas. Se me ha apretado otro tanto: la familia, los amigos, las renuncias, las porciones de comida. Todo parece tender al equilibrio de mis excesos de colegiales. Cada vez hay menos sexo, drogas y alcohol; pero hay mas orgasmos, nirvanas y guayabos.

He logrado todo lo que he querido (y he querido todo lo que he logrado), no por perseverancia sino porque he soltado rio abajo lo que no se me ha dado.  Asi, la fortuna siempre me encuentra con las manos abiertas cuando se dejan venir las avalanchas bondadosas de la vida. 

Después de meses de excusas y vidas paralelas, de no tiempo y otras tareas, hoy se me llegó la hora. Como celebración de Vísperas después de 8 horas trabajando con un reloj que parecía moverse en reversa, no tuve más opción que volver a la academia. La noche era lluviosa, fría y traicionera; me invitaba a irme a la cama a dejar pasar otras horas de sopor antes de volver al automatismo de la vida laboral. Pero el Amor de la Vida (uno que me trajo el río) me sacó de la hipnosis y me puso el carro en marcha. Entrada en gastos, conduje casi sin darme cuenta de regreso a la conciencia.

Unas escaleras oscuras, alumbradas por una luz roja y con música invitante me recordó mis paraisos. Apesar de la portezuela, al bajar encontré un espacio grande y acogedor, a media luz iluminado, que por si mismo podría ser la magia.  Tablitas de madera, rodeado de espejos, oloroso a incienso.

Conocí allí, otras 3 afortunadas pateadas por  la vida fuera del sofá. Una chiquitina de 6 años que ví por 10 minutos antes de que decidiera, con la libertad de los niños de 6 años, que eso “no me gusta” y se recostara a dormitar. Conocí otra de más de 70 años que contraviniendo la sugerencia de su médico ¨cuide la espalda, los años se la acabaron¨ decidió danzar con el vientre. Conocí a la profesora que es mas árabe que la danza misma, con cadencia de manantial y gracia levitante que no supe si imitar o admirar.


Conocí hoy 3 mujeres.  Reconocí la cuarta. Entre el  laberinto de espejos del salón de danza, vi un ser grácil, noble, lleno de sabiduría. De ataduras flojas, listas a caer. Reconocí mi rostro danzante que me devolvía replicadas sonrisas desde las esquinas. Me vi desnuda entre tanta ropa, libre como soy solo cuando bailo. Bailando, como si viviera. Viviendo como si quisiera. Y me prometo de nuevo, que no dejaré de ser libre, de vivir, de bailar, de querer.  

Y así fue como, entre notas árabes y femeninas, me reuní con la de 6 que fuí, con la de 70 que seré, con la danzarina que debí haber sido y con La Esperanza de ser. Esta es la historia de como los 35, me cogieron haciendo Shimmi.

martes, 19 de julio de 2016

MICROMACHISMOS FEMICIDAS



Comenta una mujer de la farádula criolla colombiana de la que me reservo el nombre para evitarle publicidad, que "Nos jodimos el día que las mujeres creyeron que 'igualdad de género', consistía en ser vulgares, promiscuas y borrachas".
A lo que yo alego, que realmente nos jodimos fue cuando como mujeres  (como género) nos abandonamos y nos creímos en el derecho de criticar a nuestras congéneres, incluso si estas son "vulgares, promiscuas y borrachas".

Su opinión no está dirigida a la pérdida de valores en la sociedad (que es tópico para dar y convidar) sino que su rechazo apunta a las mujeres en especial  ya que en ellas, estos hechos son  mucho más ominosos; estas tres actividades que en otrora, habían sido aplaudidas y estimuladas entre el género masculino (sin intención de generalizar los especímenes encantadores que se escapan de esa tendencia). Bien sabidos son los ritos de iniciación Colombianos:  la primera borrachera del niño  y/o llevarlo al prostíbulo para convertirlo en hombre; sin contar que después de esto hay que aplaudir como un trofeo cada conquista de la lista. Osea, el pecado no esta en  'emborracharse, pichar y pelear' como dice el dicho, el pecado está en ser mujer.

Como mujer demando dejar de ser definida por valores que no he escogido.  Años atras, para ser buena mujer debía ser buena cocinera y fácil de preñar. Hoy por hoy la lista es interminable. Para ser  exitosa hay que ser  "una señora en la calle y una fufa en la cama", fashion pero no plástica, de buen gusto pero no interesada, economicamente independiente pero sumisa...

Quiero que se reconozcan tantos años de amordazamiento, que tenga en ellos libre derecho a descubrirme y equivocarme. Quiero mi derecho a emborracharme, pichar y pelear. Quiero lidiar con las consecuencias de los actos, siempre y cuando ello no esté definido porque tengo vagina. Si me emborracho, que lo único que tenga que cargar sea el guayabo y el esguince de la caida... no el abuso. 

Cuando escribo esto, no pienso en mí, que tuve la fortuna de crecer en una familia donde el rol de la mujer es respetado y valorado. Escribo, pensando en Qandeel Baloch, (a quien su hermano estranguló esta semana en Pakistan, porque no le pareció bien que se tomara selfies) y en voz de las tantas otras muertes sin resonancia. Escribo, para gritarle a los que pueda, que la cultura juega un papel importantísimo en el maltrato a la mujer ya que a diferente escala, este ha sido avalado por la sociedad. Si ven este homicidio como algo pavoroso  déjenme decirles que para ellos es tan normal como el “la violaron porque se la buscó, borracha y en minifalda”. Tan normal como a mi compatriota de la farándula criolla, le parece que nos jodimos por intentar hacer, como mujeres lo que muchos otros hacen libremente y sobre todo SIN MIEDO.


Dedicado a todas mis mujeres “vulgares, promiscuas y borrachas”. (Y un abrazo respetuoso y amoroso también, a las que no lo son) 

domingo, 12 de junio de 2016

CEÑO VS SUEÑOS




Hay una arruga en la frente de la mujer que se refleja en el espejo.
Años de fruncir el ceño para sentirse segura, para alejar el ataque han arado esa frente de la mano de la sapiencia. La arruga de la frente ya no se desarruga así piense en cremas de abuela, rellenos de pepino, maquillaje de porrista.

Sonrío a mi arruga. Ella me devuelve la sonrisa. Prepara  la venida de muchas mas que contarán historias mas felices... las del asombro, las de las risas las de la gravedad.  Eso no es adecuado! - grita el espejo-  Mi arruga meditabunda recuerda el código de ética impositiva femenina. Ella, sinuosa, vertical y  malgeniada es sinónimo de vejez. Y, femeninamente hablando (según la ética impositiva) , vejez es fecha de vencimiento.

No estoy lista para retirarme del mercado (como dijo Clara cuando se decidió por el concubinato). Mi instinto me dice que todavía tengo muchas faldas que bailar, muchos libros que leer, muchas miradas que clavar; pero mi arruga es la orden inicial para mi retiro ante generaciones ansiosas, enérgenicas y de carnes firmes.

Me niego a irme. Me niego a seguir el rito de apagar mi llama para entregar el turno, para mantener el mundo bello. Me niego a que me midan en centímetros de cintura, bronceado o en tersura de piel.
Renuncio a las renuncias de lo que no es debido, a las lineas invisibles de lo apropiado y lo correcto.

Me amarro con las arrugas del espejo una sonrisa y me quedo, con mis mujeres (las de carnes tersas, las de cabellos vivos, las descabelladas y las de arrugas en el espejo) merodeando en el mercado.

miércoles, 18 de mayo de 2016



LA Niña QUE ESCRIBÍA
Había una vez una niña que se llamaba Niña y le gustaba escribir. Escribía todo, por todo y para todo. Escribía su lista de actividades cotidianas, con pros con contras, con tíldes y comas. Escribía eso sí, primera cosa en la mañana lo que tenía que escribir. Algunas veces pensaba ir a escribir al parque, tomar un poco de sol, sentir la brisa. Otras veces se veía de boina roja y taza humeante escribiendo bohemia en un café de esquina. Escribía como sería el hombre sigiloso que la miraba sin descaro, maravillado de ver las letras saliendo de sus orejas mientras ella, escribía. Quería también, (esto iba tercero en su lista de quereres) sentirse triste, nostálgica en una paleta de grises, envuelta en su pijama aun dentro de la cama escribiendo su dolor... Eso sería inspirador. Quería llevar su cuaderno a Roma, Paris, Argentina, Amazonas, la cama de su amado, el abrazo de su madre... Tenía tantas cosas que escribir... Pero primero, debía escribir como escribirlas. 

Había una vez, que no hubo más veces y las listas de Niña nunca fueron tarde, brisa, café, Paris o abrazo.

miércoles, 11 de mayo de 2016

EL SABOR DE LAS MUJERES. II PARTE


Doña Juana fue buena escuela, en todo el sentido de la palabra. Aprendí como hablar más fino, como vestirme más bonito, como moverme más candente, como hacerme más apetecible. Lo del movimiento se me volvió trabajo, se corrió la voz de mis talentos dentro y fuera de la cama. Me hice a una buena vida quitándome la ropa mientras las señoras compasivas me forraban en billete.
Todas las mujeres, en este punto me sabían a lo mismo. A trabajo! A ganarme el pan con el sudor (no precisamente de la frente). Había buenos días, malos días.

Corrían mis 25. Había tenido uno que otro amor, pero todas terminaban sacandome de quicio... Que te vas a hacer matar maldita perra... (dos puños tres patadas), largate que no te quiero volver a ver. Ese es el resumen ejecutivo de mi vida amorosa.

Hasta que apareció ella. Muy lindita, para qué! Con un caminado que dejaba una estela de mariposas por donde pasaba. Jovencita, 16 años, parecía sin las mañas de mis mujeres pasadas. La conocí una tarde de piscina mientras bronceaba mi cuerpo para la estriptiseada de la noche, porque había que trabajar. 
La seguí con la mirada durante toda la tarde y ella pareció disfrutarlo. Cuando se iba a ir, decidí también seguirla hasta su casa, pero manteniendo mi distancia, para ir buscando información. A las dos cuadras con una sonrisa pícara me dice ¨si me vas a perseguir, venite mas cerquita para que se nos haga mas ameno el camino¨ y así, empezó mi historia de seguirla, olfateando siempre su rastro de mariposas.

Karen... medio hippie, curiosa, viva. Medio rica estudiante de medicina en la mejor universidad de la ciudad. Medio vagabunda, le decía que sí a todo. Y yo embriagandome de su magia y de su libertad, que a la vez me atraía y me desgarraba el saber que podía irse por el camino que había llegado.

No recuerdo la primera vez que le metí un golpe, pero se lo debí haber metido antes. Fue la cura perfecta para enfrascarla, con mariposas y todo. Por fín era mía. Mi mamá si me había hablando de las ventajas de un correazo a tiempo. Cualquier manifestación de si misma a ese punto era fácilmente quebrantable con un golpe de baja intensidad (aunque realmente, yo prefería los de moderada cinemática). Verla vulnerable, sin ego, era los más tierno y erótico que he contemplado en mi vida.

Como ya he hablando de mi crecimiento cultural y económico, no me detendré en alardear de que ya tenía yo una discoteca arrendada en Santa Fe, en la que se tranzaban toda clase de negocios. Los de la tía Beata, los de mis chicos y chicas bailarines bajo comisión y los del desprevenido turista que solo  quería tomar una cerveza. A pesar de que me habían ofrecido buena plata por mi Karen, nunca la presté. Era lo único MIO que había tenido en mi vida, y no quería mancharla. Pero esa noche, tuve otra idea...

Leonardo, era un buen amigo de Karen, desde épocas escolares. El tipo este era buen trabajador, culto y divertido. Se mantenía sin un peso por lo que siempre fue fácil de involucrar en mis asuntos. Cuidaba de Karen como un ángel, con un amor de siglos, sin malicia y tenía el poder sobre ella de ponerla siempre muy dadivosa y de buen humor. Era el eunuco chaperón perfecto.
Cerrada la discoteca esa noche se me ocurrió como se verían de graciosos Karen y Leo en la cama. Es increible, como una sencilla epifanía cambia el rumbo de las historias. En la discoteca le dije a Karen que se fuera empelotando, que hoy le tocaba con Leo. Jajajaja, no se cual de los dos abrió más los ojos. “Parce, no, yo a Karen la quiero mucho, mañana hablamos, que es que usted esta farreado”.
Vea Leo hermano, o se la come usted, o me toca comérmela a mi...
Pues mijo, cómasela usted que pa eso es el novio...
Ojos de tranquilidad en ambos inocentes rostros. Leo se fue a dormir. Yo me quedé con Karen en la discoteca, ya vacía y cerrada.
Ella no se veía muy entusiasmada, pero había aprendido que entre más rápido, mejor...Mas tiempo tenía para dormir y menos moretones que maquillar al otro día. 
Despacio la halé hacia a mi y comencé a besarla. La boca, los ojos, el cuello. En los hombros desnudos, carnosos y jóvenes me gustaba más enterrarle los dientes, me gustaba ella como gemía pasito. Agarrarle la espalda desnuda y subirle la minifalda para pellizcarle las nalgas. Esas nalgas me encantaban! Siempre será uno de sus más representativos recuerdos.
La senté sobre mí, y la abracé tan fuerte, tan fuerte que sentí un par de huesos crujir. Nada serio. De acariciarla con mis uñas noté un poco de sangre en mis manos;  le había lastiamdo la espalda. Tiernamente llevé mi boca a su herida y la lamí para curarla. El sabor de su sangre me embriagó a tal punto que necesitaba más y más. Sin darme cuenta, empecé a morderla, desenfrenado y ella a luchar entre mis brazos. ¨ Mientras mas bravo el toro, mejor la corrida¨ decia mi abuelo. Ahora lo entendía.

Mi orgasmo me encontró con ella aferrada a mi cuello con sus dientes, a mi espalda con sus uñas en un climax simultáneo imposible de narrar. Les toca creerme, que el cansancio de los amantes y mi abrazo fuerte al rededor de su perfecto cuerpo fue mi sitio preferido para la eternidad. Con el aire que me quedaba le susurré al oido “ Te Amo”. La palabra que ella siempre ansió y que yo me negué a decir durante 3 años. El momento había llegado. Karen me había hecho abrir los ojos al mundo y decidir que con ella, podría dar el siguiente paso. No respondió. Cuando saqué su cabeza de mi cuello, la vi hermosa, perfecta, con su boquita llena de sangre espumosa. Será suya o será mía? Me pregunté. La besé y saboreé sus labios húmedos y rojos... La sangre, era de ella, porque tenía ese mismo gusto embriagador, enceguecedor que me había llevado a decir que la amaba. Ese vino escarlata me incendió de nuevo, besarla, morderla, sentir su carne magra en mis dientes, sus  tendons flexibles y perlados, su piel, sus uñas... Todo lo disfruté por igual, todas sus presas. Su cara, sus piernas, su nalgas fueron exquisitas. Yo, nunca antes había sentido tal satisfacción culinaria, amorosa y pasional. Karen, me corroboró que las mujeres son para comerlas pero a parte de ella, no le he podido encontrar el sazón a las mujeres.

jueves, 7 de abril de 2016

El sabor de las mujeres. I parte


No les he podido encontrar la sazón a las mujeres. No se si se hicieron para comerse vivas, o para comerse muertas. 
Al menos tengo claro, que se hicieron para comerse.

A mi abuela se la comió mi abuelo, y como en esa época los
valores nutricionales eran diferentes, le tocó mantenerla en la canasta
familiar; que despacito se iba llenando de más y más muchachitos.
A mi mamá se la comió mi papá con tan buena suerte que corrían los 60s: la
píldora, la libertad, el amor, el desamor y el sexo uniendo los eslabones. Ahí estuvo al lado de ella hasta que sus gustos alimentarios cambiaron y así porque
si, porque somos libres, la dejó. Toca es ver que tan libre quedó ella;
porque  mientras el cargaba su chaqueta de cuero, ella cargaba mi humanidad.
Con  libertad y muchachito a bordo, le tocó volver a la casa del abuelo a pedir cacao, con la libertad de ser madre soltera y la
libertad de salir a trabajar para mantenerme. De ser secretaria como ella quería, ya podía irse olvidando. O quien mantendría el pelaito mientras ella se iba para la Escuela Remington?

Me metí a las sábanas rapidito. Mi tía Beatriz a los 12 años me ahorró camino.
Es que yo siempre fui bonito y ella talentosa, tan así que a esta hora vive en España de la pensión del marido que se consiguió por internet. Las de esta tierra son gustonas.
Todas las pelaitas me coqueteaban, nunca me costó mucho esfuerzo colarme en los calzones de nadie. Pero a mí lo que me gusta es la plata y esa sí es bien dura de levantar. Lo de la estudiada es para otros que tienen mas tiempo y
menos contactos... Como les digo, mi tía Beatriz me ahorró camino. No solo fue mi primer polvo, sino también mi primer empleo.
Cargar cositas de aquí para allá y recibir plata para dar y
convidar. La plata esta hecha, pero como digo: no todos somos bonitos y talentosos.

A los 16, hice un mandado donde una señora de alcurnia. Una cuarentona parrandera, con el marido en la cárcel y una que otra deuda en la calle, por lo que todo le gustaba a domicilio. Esa noche tenía fiesta con amiguitas pero se había quedado cortica de “existencia”, por lo que el nuevo
novio de la tía Beata me mandó a llevarle el encarguito. Una casa lujosa, como esas del barrio de La Cola del Zorro: Entrada en un bosque, parqueadero en rotonda con fuente y ángel en la mitad.

-  Eh quiai, que niño tan lindo! Vení entra y te tomas algo que ahorita te llevan- . Y yo ni corto ni perezoso allá fui a dar, con las otras 4 damiselas emparrandadas, buenonas y alborotadas.
En la mesa no cabía un plato más. Había cosas que en mi vida había visto incluso en las bonanzas de la tía Beata. Vino, aguardiente, cerveza, ron, whisky... Tacita con hierba, cenicero con pastillitas de colores,
espejito sin rallas  (eso no era problema, yo ya había entregado el paquetito)... Doña Juana me miraba
complacida... -Nadie goza como los niños chiquitos- decía. -Siéntase como en casa papi y pida lo que quiera que en la carta hay más-.

Ve esta vieja pendeja, cree que yo soy caído del zarzo. Saber que con la tía ya he probado una que otra cosita. Pero las pastilitas de colores... esas eran mercancía muy cara como para dejarme probarla, así que aquí voy.

Esta cosa no hace nada, igualito estoy. 
Que hijuemadre calor el que esta haciendo. Epa! esa canción me gusta, a bailar. 
Hum, mirá que lámpara tan bonita, como brilla. Y esa luz tan pulidita como baja, en una rallita
perfecta. Ve, yo no me había dado cuenta que esa ralla me entra por los ojos y me ilumina por dentro, por eso será también que tengo tanto calor. 
Uff, y que hay para tomar que de la caminadera ya me dio mucha sed.

Estas fiestas de ricachón si que son muy buenas, es que
hasta el gusto para la música es distinto. Y todas tan bonitas bailando, animadas, sin problemas. Doña Juana anda como coqueta, y viéndola bien, no esta ni mal.

Que, 50 pesos por la camisa? y yo que pensaba quitármela gratis
"Bailando, bailando", me empezaron a gritar las locas estas y como igual la canción pegaba empecé a desabotonarme.
Viejitas sinvergüenzonas, caramba... Todavía recuerdo las caras. Yo creí que a los cuarenta ya maduraban, pero como que al revés, se desmaduran. Y eso que dicen que los de las crisis son los machos, pero mujeres, ahora que se de ellas, se deschavetan igual.

(Carajo, tengo los calzoncillos del roto y mi mamá que me dijo que los botara. Una madre sabe siempre que es mejor para sus hijos.)

Que qué doña Juana? 200 por los yiyos si nos vamos para la pieza? Esta como que es mi noche...
También pensaba hacerle el favorcito gratis.

Ni me acuerdo que hice o que dejé de hacer, pero lo tuve que
haber hecho bien.

-Usted baila muy lindo, se mueve muy rico.
Vea papi para que se vaya para la casa en taxi.
Para que venga el miércoles.
Para que pague un gimnasio y saque un poquito de músculo y se vea mas lindo,

y para que compre yiyos.

miércoles, 30 de marzo de 2016


 Enfrentando el dilema de ser nada

Soy una mujer, una madre, esposa, inmigrante, bailarina, hija,  médica, tía, hermana, amiga. Y muchas otras cosas, que como buena mujer, no alcanzo a recordar en mi afán de mantener bajo perfil. Vale aclarar, que solo las cuatro primeras estan en ejercicio activo. El resto de la lista, esta en pausa pero con pulsiones presentes.
Con mi rol de inmigrante, ha venido un cambio radical en mi agenda cómoda y rutinaria que me ha permitido explorar las muchas otras Crystales que me habitan. De eso se trata este blog. De un ejercicio personal,  indisciplinado, sincero y sin pretensiones, para hablarme y escucharme; para reunirme con esa mujer a la que le debo tanto y de la que el frenético ritmo de mi vida pasada me mantenia alejada. Ahora, en un perfil público para sentir las voces de los que me han acompanado y las caricias bondadosas de desconocidos.
Esta es mi segunda entrada. Durante la semana espere la epifanía de mi Nuevo tema. Pero no llego. Lo lamento. Estos ciclos femeninos son tan radicales e impredictibles, que hoy, me considero estéril.




 Enfrentando el dilema de ser nada

Hay días como hoy donde no soy nada, ni siquiera la nada que no quiero ser. No tengo energía para trabajar en mi plan macabro de conquistar el mundo, ni tampoco para resistirme a ese status quo bello y apasionado donde forcejeo para no ser poesía.

Tengo días como la primavera llena de semillas fértiles que planto y planto y planto. Mágicos, vitales, creativos casi divinos. Días en que entiendo la Unidad, el amor, la compasión. Donde veo todo conectado por haces de luz.

Tengo días cálidos de verano arrollador, apasionado, rojo de piel. Pelo recogido desordenado, poros clamando a gritos por caricias y saliva, un volcán de piernas atadas como quien tiene urgencia esperando derramar su lava para estremecer la tierra.  Días de pilo-erección.

Tengo dias otoñales, ocres, románticos y taciturnos. Nostalgia y bohemia  donde puedo serlo todo, pero con la bendita gana de ser nada. Me cuesta acallar tanta saudade vivida. Una lágrima en el ojo y una sonrisa en el alma de complencia cohabitan. Recordando aquel cafecito en Paris con el Gorrion cantando La Vie est Belle reviviendolo como si fuera ayer, aunque nunca haya sido.

Tengo días invernales, fríos y despiadados, de lagrimear hasta los tuétanos, de lavarme las heridas con mi propia savia. Días en que me miro al espejo a contemplar como me despellejo, quemada, ardiendo. El cuerpo se me derrite entre gritos de horror mientras las visceras exangües quedan esparcidas por el suelo.

Y tengo días como hoy, días que no tengo. Viendo mi fantasma  entre rosas disecadas; entre moscas y gusanos que reniegan a carcomer mi podredumbre, después de que la Primaveral tomo mi magia, la Veraniega mi belleza, la Otoñal mi poesía y la Invernal mi propia muerte.

Soy una conveniencia histórica, como un biciesto, que se ajusta a los recovecos donde el vacío no se siente a gusto. Por ende, propugno hoy que la conjugación del verbo vivir,  en si mismo es insignificante; hoy estoy viva, pero sin vida. No regocijo, no desolación no porvenir. Me siento entonces, invisible, a esperar que llegue la primavera.